San Elías Profeta


San Elías Profeta
y Padre Nuestro.
Celebración: 20 de Julio.

Se oyó una voz que le decía: ¿Qué haces aquí, Elías? Respondió: Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos, porque los israelitas te han abandonado, derribando tus altares y dando muerte a tus profetas. Sólo quedo yo, y quieren matarme 1 Re 13b-14.

Aparece el profeta Elías en las Sagradas Escrituras como el hombre de Dios "un profeta como fuego, cuyas palabras eran horno encendido" que camina sin descanso en la presencia del Señor "para reconciliar a padres con hijos, y restablecer las tribus de Israel y que, abrasado de celo, lucha en defensa del culto del único Dios verdadero.

El vindicó los derechos de Yahvé en público desafío celebrado en el Carmelo. Poco después recibía en el monte Horeb la gracia de la íntima experiencia del Dios vivo. Los primeros ermitaños que iniciaron la vida cenobítica en honor de la Virgen María en el Monte Carmelo, allá por el siglo XII, pusieron los ojos en Elías conforme a la tradición monástica, tomando al Profeta junto con la Madre de Dios como modelo de su vida".

S. Elías Profeta. Se le ha representado como un ermitaño en el desierto. Sus atributos son el cuervo que lo alimenta en el desierto, una espada llameante y un carro de fuego. En la iconografía de la 0. del Carmen aparece como carmelita. Ha sido colocada su estatua entre los fundadores de las Ordenes Religiosas en el Vaticano entre Sto. Domingo y Sta. Elena, en 1725, con esta inscripción: "Universus Ordo Carmelitarum Fundatori Suo Sancto Eliae Profetae".


Santa Teresa habla de S. Elías en muchas ocasiones: "Será bueno se estuviese esta alma esperando fuego del cielo como hizo N. P. S. Elías". "Aquella hambre que tuvo N. P. S. Elías de la honra de su Dios. "Acordémonos de N. P. S. Elías cuando iba huyendo de Jezabel". La tradición del Carmen dice que consiguió de Jesús en el Tabor que la O. del Carmen duraría hasta el fin de los tiempos. (Santos del Carmelo).




Profeta de la llama y de la altura,
testigo del Dios vivo y transparente,
que hace brotar una agua de ternura
y un huracán de fuego incandescente.

Sobre la cima del Carmelo, ilesa
sube en brisa y cristal la nubecilla.
se abre una lluvia fértil de promesa
y se esboza una Rosa sin mancilla.

Y adora Elías el azul vestigio
de una Virgen y Madre. De la bruma
del poderoso mar subió el prodigio
hecho maternidad desde la espuma.

Por el rostro de fuego del Profeta
cruzó un viento de sueño y profecía.
La llanura del mar, amarga y quieta,
alumbró el limpio gozo de María. Amén.
(De los Oficios del Carmelo Teresiano)

Oremos: Señor, Dios de nuestros padres en la fe, que concediste al profeta Elías vivir siempre en tu presencia, inflamado por el celo de tu gloria; concédenos buscar siempre tu rostro y ser en el mundo testigos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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