Esposos y Santos

“Me basta ver rezar a mi padre para comprender como oran los santos” “Mi madre era mas digna del cielo que de la tierra”
(Sta Teresita del Niño Jesús)


Esposos y santos
La pareja formada por Luís Estanislao Martín y Celia María Guerin, han adquirido en la Iglesia reciente una celebridad hasta el punto de ser elevados a la categoría de Beatos este 19 de Octubre en ceremonia a realizarse en la Basílica dedicada a Santa Teresita del Niño Jesús en Lisieux.
¿Qué hechos notables han ocurrido en la vida de esta pareja de tal modo que la Iglesia invite a todos sus fieles a descubrirles como modelo de la santidad cristiana vivida en el matrimonio?. Podríamos decir que ellos en primer lugar fueron bendecidos por una prole numerosa, 9 hijos, de los cuales cuatro murieron a edad temprana y sus otras cinco hijas se hicieron religiosas. Pero no basta este hecho, pues muchos padres también han ofrecido a sus hijos para el servicio de Dios. Además destacan por ser los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, santa carmelita, patrona de las misiones. Indudablemente que el aporte de esta pareja fiel al Señor contribuyó al cultivo de la piedad y la gracia en el alma de esta hija. Pero, este argumento, no es suficiente. La santidad de la hija no es la de los padres.
Definitivamente los esposos Martín-Guerin destacaron por el cultivo de la propia piedad, la ejemplaridad de vida desarrollada en la vocación matrimonial y en la heroicidad de sus virtudes proclamadas por el Papa Juan Pablo II de venerable memoria. El testimonio reconocido de una vida vivida desde el Evangelio y los favores recibidos por su intercesión hacen que se inicien los trabajos referentes a la beatificación de los esposos Martín en el año 1957. El Papa Juan Pablo II unió la causa de la beatificación y los declaró venerables en 1994. En el 2002 ocurre el milagro necesario para concluir esta primera etapa de la causa: el niño Pietro Schirillo nacido en Monza (Italia) con una “malformación congénita madurativa del pulmón” con pronóstico de vida de horas o varios días es curado milagrosamente por la intercesión de los esposos Luís y Celia Martín a quienes había hecho rogativas los padres del niño. Aprobado este, el Papa Benedicto XVI firma la autorización para la beatificación en Julio de 2008.
¿Quienes eran Luís y Celia Martín?

Luís Martín nació en Burdeos (Francia) el 22 de agosto de 1823, segundo hijo de una familia de cinco hermanos. Tanto en el seno de su familia como con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Luís recibe una fuerte educación religiosa. Al contrario de la tradición familiar, no escoge el oficio de las armas como su padre, sino el de relojero, que le va mejor con su temperamento meditabundo y silencioso, y con su gran habilidad manual.
En el umbral del otoño de 1845, Luís toma la decisión de entregarse por completo a Dios, por lo que se encamina al Monasterio del Gran San Bernardo , en el corazón de los Alpes, donde los canónigos consagran su vida a la oración y a rescatar a los viajeros perdidos en la montaña. Se presenta ante el prior, quien le insta a que regrese a su casa a fin de completar sus estudios de latín antes de un eventual ingreso en el noviciado. Tras una infructuosa tentativa de incorporación tardía al estudio, Luís, muy a pesar suyo, renuncia a su proyecto.

Para perfeccionar su instrucción, se marcha a París, regresando e instalándose a continuación en Alençon, donde vive con sus padres. Lleva una vida tan ordenada que sus amigos dicen: «Luís es un santo». Con su trabajo, sus partidas de pesca, los amigos del Círculo Vital Romeo, las obras de la parroquia y la misa diaria, esta soledad parece ofrecer todo lo que su alma puede desear. Celia Guerín, nació en Gandelain (Orne-Francia) el 23 de diciembre de 1831, segunda hija de una familia de tres hermanos. Hija de un hogar religioso, fue una mujer enérgica, de corazón transparente, de espíritu práctico y activo y profundamente cristiana, seriamente empeñada en la educación de sus hijas.
Hacia los 19 años Celia piensa en la vida religiosa, al igual que su hermana mayor, que llegará a ser sor María Dositea en la Visitación de Le Mans. Pero la superiora de las Hijas de la Caridad, a quien Celia solicita su ingreso, le responde sin titubear que no es ésa la voluntad de Dios. La joven se inclina ante tan categórica afirmación, aunque no sin tristeza. Pero un hermoso optimismo sobrenatural la hace exclamar: «Dios mío, accederé al estado de matrimonio para cumplir con tu santa voluntad. Te ruego, pues, que me concedas muchos hijos y que se consagren a ti». En su correspondencia manifestará el deseo de tener “un santo” entre sus hijos, y por supuesto un sacerdote misionero. Celia entra entonces en una escuela de encajes con objeto de perfeccionarse en la confección del punto de Alençon,
Luís y Celia se encontraron por primera vez el 3 de abril de 1858 en el puente de San Leonardo de Alencon. Y fue amor a primera vista. A los tres meses, el 13 de julio de 1858, se casaron en la Iglesia de Nuestra Señora de Alencon. De común acuerdo, ya casados, deciden vivir como hermano y hermana. Después de diez meses, y habiendo hablado con un sacerdote, deciden tener una gran prole: tuvieron nueve hijos, de los cuales cuatro murieron pequeños. Trabajaron muy duro para criar a sus cinco hijas. La última de ellas, Teresa, nació cuando Celia tenía 41 años.
Un cáncer de pecho, acompañado de grandes sufrimientos, llevó al otro mundo a Celia cuando Teresita tenía tan sólo cuatro años y medio. Toda la familia sufrió por la pérdida de la madre sobre todo la pequeña Teresa a quien le costó diez años reponerse de tal pérdida.
Luís se consagra a la educación de sus hijas ayudado por sus cuñados. Todas ellas optaran por la vida religiosa. Vivió 17 años más y también conoció “la pasión” de una enfermedad que se prolongó unos seis años. El 29 de julio de 1894. El resumen de la vida de esta noble pareja es lo que Santa Teresita escribe en una de sus poesías: “Amar es darlo todo y darse a sí mismo”
Desde su ejemplo

- Los esposos Martín muy pronto comprendieron que el matrimonio es una vocación y un estado de vida que compromete con el mandato misionero de toda la Iglesia. En la familia, en sus leyes y en sus relaciones y acontecimientos, todos los hijos pueden descubrir como una cartilla ilustradas todas las realidades de la vida cristiana. «el hecho de nacer y de ser educados en un hogar formado por unos padres unidos en una fiel alianza, resulta de gran importancia para los hijos» (Juan Pablo II, Carta a las familias, 2 de febrero de 1994, nº15). Celia deseaba tener muchos hijos “para encaminarlos al cielo” (CF 192)
- La eficacia de la vocación de la parejas está íntimamente ligada a su experiencia de Dios vivida desde la gracia: los esposos Martín forman parte de varias asociaciones piadosas: Orden Tercera de San Francisco, adoración nocturna, etc. La fuerza que necesitan la obtienen de la observancia amorosa de las prescripciones y de los consejos de la Iglesia: ayunos, abstinencias, Misa diaria y confesión frecuente. «La fuerza de Dios es mucho más poderosa que vuestras dificultades – escribe el Papa Juan Pablo II a las familias. La eficacia del sacramento de la Reconciliación es inmensamente mayor que el mal que actúa en el mundo... Incomparablemente mayor es, sobre todo, el poder de la Eucaristía... En este sacramento, Cristo se entrega a sí mismo como alimento y como bebida, como fuente de poder salvífico... La vida que de Él procede es para vosotros, queridos esposos, padres y familias. Recordad que instituyó la Eucaristía en un contexto familiar, en el transcurso de la Última Cena... Y las palabras que entonces pronunció conservan todo el poder y la sabiduría del sacrificio de la Cruz»
- La vida matrimonial tiene como fin el amor en todas sus dimensiones: La vida profundamente cristiana de los esposos Martín se abre naturalmente a la caridad para con el prójimo: limosnas discretas a las familias necesitadas, a las que se unen sus hijas, según su edad; asistencia a los enfermos, etc. No tienen miedo de luchar justamente para reconfortar a los oprimidos. Así mismo, realizan juntos las gestiones necesarias para que un indigente pueda entrar en el hospicio, cuando éste no tiene derecho al no tener suficiente edad para ello. Son servicios que sobrepasan los límites de la parroquia y que dan testimonio de un gran espíritu misionero: espléndidas ofrendas anuales para la Propagación de la Fe, participación en la construcción de una iglesia en Canadá, etc.
ORACIÓN A LOS BEATOS LUIS MARTIN Y CELIA GUERIN
Dios, Padre nuestro,te damos gracias por habernos dado a Luís Martín y a Celia Guerin.En la unidad y fidelidad del matrimonio nos ofrecieron el testimonio de una vida cristiana ejemplar,cumpliendo las tareas cotidiana según el espíritu del Evangelio.Educando a una familia numerosa,a través de pruebas, muertes y sufrimientos,manifestaron su confianza en Tí y aceptaron generosamente tú voluntad.Señor, danos a conocer tus designios respecto a ellos y concédeme la gracia que te pido con la esperanza de que el padre y la madre de Santa Teresita del Niño Jesús puedan, un día, ser propuestos por la Iglesia como ejemplo a las familias de nuestro tiempo.Amén
¿Qué queréis? Si la Santísima Virgen no me cura, es que mi tiempo se ha cumplido y que Dios quiere que descanse en otro sitio distinto de la tierra" (Bta Celia Martín CF 217).
Realizado por P. Publio Díaz Rengifo, ocd

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